02 diciembre 2010

Julian Assange en las entrañas del monstruo

y nosotros a bordo de su buena nave Megaleaks, o Cablegate.

Por Israel Shamir


¡Nuestro héroe, nuestro Capitán Neo de verdad, lo ha logrado una vez más! En su nueva entrega de Wiki-Matrix, el intrépido Julian Assange asalta al imperio, en el momento mismo en que lo persiguen voraces generales del Pentágono, quiméricos agentes de la CIA y acaloradas feministas suecas.

Perdónenme si lo que escribo les suena a historieta para menores, pero es que esta historia tiene tantas vueltas e intrigas que marea. No me había vuelto a sentir tan aturdido desde mis primeros días como escritor antisionista, perseguido y solitario. Un día se me acercó un venerable anciano hasídico; instintivamente me retraje, a la espera de un regaño feo. Y en lugar de la esperada condena, resulta que me abrumó con buenos deseos, y al mismo tiempo una orquesta entonó en la puerta de al lado un viejo canto judío de boda. Esta antigua bendición me sacó de paso, me propulsó felizmente lejos del moderno culto nacionalista a la fuerza bruta, hacia un espacio donde las viejas tradiciones todavía mantienen vigencia y relevancia. ¿O era acaso Clark Kent repitiendo el vuelo de Superman?

La generación digital prefiere al Neo de Matrix en lugar de Superman, pero la dinámica sigue siendo la misma. Mientras Neo vaga en la nave espacial de Moebius, se topa con un grupo de terrícolas, suaves niños empeñados en destruir la Matrix. Duros como el acero a la vez que perfectamente humanos, estos jóvenes hombres y mujeres disfrutan el compañerismo de una tropa de élite esperando la señal de ataque. Ellos siguen a su líder simplemente porque es el mejor y el más brillante. Yo sentí el mismo espíritu colectivo en una visita reciente a una de las madrigueras donde está a salvo Wikileaks, en algún lugar de Europa. Esta confluencia de hackers y periodistas fue reunida en preparación del lanzamiento de lo que la historia conocerá como el Cablegate, o tal vez la mega filtración, el Megaleaks.

Allí estaban Malena de Brazil, Joseph de Suecia, Sara de Nueva Zelanda, James de Inglaterra, y muchos más no menos importantes y valiosos, todos desparramados en sillones y sofás, con los laptops en el regazo, y la mirada clavada en el corazón de la Matriz. Un cuarto de millón de telegramas secretos y confidenciales de la embajada US, ahí, quietos, como otras tantas avispas digitales esperando la señal para lanzarse en el ciberespacio. Van a golpear al blando bajovientre del imperio, la sede de las halagadoras ilusiones que sostienen a los ejércitos imperiales. Debería ser exactamente lo suficiente para invertir el sentido de la marea en la batalla por recobrar nuestras libertades evaporadas.

Estos sucios telegramitas arrojan una luz brillante sobre las maniobras tenebrosas del imperio americano, sus métodos para recopilar información, dar órdenes, o subvertir a políticos y robar a las naciones. Y antes de entregarnos a un antiamericanismo confortable y reflexivo, no olvidemos jamás que esto, seguramente la mayor revelación de actuaciones criminales en la historia, sólo fue posible porque unos americanos valientes y honestos están decididos a arriesgar la vida para dar paso a la verdad.

Las tensiones son tremendas cuando uno se atreve a enfrentarse al poder funesto de Matrix. Estos deslumbrantes y jóvenes ciberguerreros tratan de poner su vida en juego por nosotros. ¿Sobrevivirán al lanzamiento, o algunos clones malignos los cercarán para precipitarlos en el abismo? En cualquier caso, mantienen el espíritu en alto y el clima se presta par tan audaz empresa: altos cielos gloriosos, un sol resplandeciente, y estrellas cristalinas para guiarnos en medio de noches en vela. Cualquier cosa que pase, siempre daré las gracias por estos días, por la compañía de estos encantadores jóvenes, varones y hembras, y por la inspiración de su líder carismático. Es imposible no admirar a Julián Assange. Siempre amable, tranquilo, gentil, hasta humilde. Como el Tao, dirige sin dirigir, encauza sin dar órdenes. Nunca alza la voz; le basta con hablar apenas, y el sendero se aclara. A nuestro Neo lo guía el ideal de transparencia social. La luz plena es la mejor arma contra las conspiraciones.

A bordo de la buena nave de Megaleaks, me fortalezco con los últimos informes de la línea de frente. Parece que hay tres temas principales, todos centrados en nuestro héroe lozano Julián Assange. Está el tema del “traidor” (lo cual viste de colores patrióticos al imperio globalista), el tema del violador (donde una amante desechada se venga de nuestro héroe porque no fue capaz de sacar un artefacto contraceptivo en el momento crítico), y por fin está el tema del complot sionista (vinculado alevosamente con el tema de la violación, en la medida en que una de sus acusadoras se dio a la fuga a Israel). Como en todas las campañas de desinformación bien diseñadas, hay algo para cada cual: los conservadores pueden engancharse a la nave con el tema del traidor, los liberales saborean el tema de la violación, y la franja lunática está de fiesta con otro complot sionista. Hagamos todo lo que podamos para liberar el nombre esclavizado de “Sión” del Estado de apartheid y restaurarlo en su lugar: la buena nave de Megaleaks y la iluminación de la verdad [ahí está la encarnación de la mítica y anhelada Sión, la del Gospel]. Es un nombre demasiado hermoso par dejárselo a los sionistas.


Los contenidos de Megaleaks

El paquete completo consta de 251 288 documentos fechados desde el 28 de diciembre 1966 hasta el 28 de febrero 2010, y procedentes de 274 embajadas. Cada uno de estos documentos es o bien un cable diplomático secreto que fue enviado a USA, o un comunicado del Secretario de Estado a las bases US. Muestran las órdenes dadas en el mundo entero, los informes secretos que el gobierno US quiere acopiar, y la información que debe entregarse; lo que los diplomáticos descubren acerca de los lugares donde trabajan, notas detalladas de encuentros con miembros de otros gobiernos y las opiniones del informante acerca de aquellos con los que tiene encuentros. Las 261 276 536 palabras que constituyen estos cables llenarían, si se imprimiesen, 3000 libros. Estos cables describen claramente los tentáculos del mando y el control Usiano a escala mundial.

El análisis preliminar revela malas noticias y buenas también. Las malas noticias: son insidiosos. Los expedientes muestran la infiltración política US en casi todos los países, incluso Estados supuestamente neutrales como Suecia y Suiza. Las embajadas US mantienen una estrecha vigilancia sobre sus huéspedes. Han logrado penetrar los medios, el negocio de armas, el petróleo, los servicios secretos, y presionan para colocar compañías US a la cabeza de cualquier renglón. Los cables nos muestran que los Estados Unidos ya están sosteniendo un imperio global.

Y ahora las buenas noticias: no son omnipotentes. Los cables demuestran que se encuentran con resistencias a cada nivel. Siempre están empujando, pero no siempre logran forzar las puertas. Rusia es relativamente libre, lo mismo que Irán y Turquía. Incluso los Estados europeos más domesticados no se dejan sojuzgar plácidamente siempre. Los cables confortan nuestra íntima convicción de que hay una oposición local genuina, en el Reino Unido como en USA; las revistas digitales como CounterPunch son los testigos faros en un mar de niebla.

Los expedientes revelan algunos casos de interferencia descarada. Muchos de los más recientes tienen que ver con Irán, que se ha convertido en una obsesión dentro de la dirigencia USiana. Por ejemplo, justo antes del discurso del presidente Ahmadinejad en la asamblea general de la ONU, el Departamento de Estado ordenó a los europeos que salieran del salón cuando pronunciase una determinada frase, un punto convenido de antemano. De hecho, los poderes europeos saltaron cuando sonó el silbato US, de la misma forma en que los obedientes satélites soviéticos brincaban al son de Stalin. Un solo país violó la orden: Suecia. El representante aterrado no se había fijado a tiempo, se le pasó la frase en cuestión, y muy estresado envió señales a los americanos para recibir instrucciones.

Considérese el pequeño y pobre Estado de Tajikistán, que cambió de amos, sin más, aun cuado se supone que se volvió “independiente” en 1991; ¿qué pasó en realidad? Ahora brincan ante las órdenes yankis de la misma forma que lo hacían bajo las órdenes soviéticas. Un cable de embajador lo dice llanamente; los Estados Unidos pidieron al presidente Rahmonov la renuncia del jefe de la autoridad para drogas Mirzoev, y cumplió con el pedido”. ¿Quién nos salvará al pobre y diminuto Tajikistán de las garras de Matrix? El embajador nos da una pista: “Creemos que Rusia está ejerciendo una presión consistente y fuerte sobre Tajikistán para reducir el papel y la presencia de USA y Occidente. La presión de Moscú está empezando a cobrar un peaje.”

O consideremos a Azerbaiyán, donde la influencia yanki está en baja, y el poder de Israel ha crecido hasta el punto que un cable de la embajada en Bakú compara las relaciones israel azeríes con un iceberg del cual sólo se ve la punta sobre las aguas.

Lo que queda en claro es que el poder americano alcanzó su pico en los años 1990, y ahora ha empezado a decaer lentamente. La mega filtración no es tanto causa sino síntoma de ello.

Con suerte, ahora las gentes de buena voluntad del mundo entero pueden obrar juntos para aflojar la maquinaria de la dominación foránea, felizmente. Los americanos son los que se han beneficiado menos que nadie de las maniobras políticas violentas e intrusivas de la globalización. Figuras heroicas como Julián Assange nos están llevando hacia una toma de control local auténtica y alejando de las redes conspirativas al estilo Matrix.

Se le puede escribir a Israel Shamir a esta dirección: adam@israelshamir.net

Traducción: Maria Poumier
http://counterpunch.com/shamir11292010.html