28 enero 2010

Los manipuladores se quejan porque Internet les impide seguir manipulando

En un mundo en el que la información está controlada por unas pocas empresas la democracia no deja de ser una simple ilusión.  Internet abre la posibilidad de que esa democracia pueda llegar a ser algo real, pero para ello deberíamos contar en primer lugar con un acceso sin restricciones que nos permitiera tomar decisiones libres sobre los asuntos que afectan a nuestra vida y a nuestro futuro. Solo así podremos recuperar el debate político y el interés del ciudadano por lo público. No será sencillo; el tremendo poder de los gigantes de la comunicación hace que el sistema actual se mantenga, y lo que aún es peor: a costa de reducir nuestras libertades civiles. Este post de F.J. Saavedra en "Crónicas de Esperantia" nos ilustra sobre ello.


Por F.J. Saavedra en "Crónicas de Esperantia"

El título de este post es la interpretación más adecuada de las palabras de Juan Luis Cebrián, consejero delegado de PRISA en el foro Innovatec.

Cebrián observa impasible como el mundo está cambiando y ni él ni su grupo hacen nada para adaptarse a los nuevos tiempos. En el texto del Diario de Sevilla hay perlas muy interesantes como en la que alude a que "los periódicos han perdido la centralidad como formadores de la opinión pública a favor de un intercambio de información sin límites"

En la entrada de Menéame tienes también un interesante debate sobre el tema en los comentarios.

Dicho de otro modo: cuando antes había unos pocos diciéndole a los lectores qué tipo de opinión tenían que formarse, estaba todo muy bien, ahora que con Internet cualquiera puede buscar múltiples fuentes de información para crearse su propia opinión sin que nadie les diga cómo tienen que opinar, está muy mal.


Dicho por el consejero delegado de PRISA, cuya máxima es contar, cuando no manipular las noticias, dependiendo de los regalos, prebendas y subvenciones del Gobierno de turno, suena a chiste.

Afortunadamente para todos nosotros las cosas están cambiando y cada vez van mejor en este sentido. Sólo aquellos que deben su existencia a todos los regalos que le han puesto en las manos los diferentes gobiernos, no saben competir en igualdad de condiciones con el resto, pero así es la ley del mercado.

Ahora cualquiera puede plasmar sus inquietudes y opiniones en Internet. Ya no es necesario pasar a criba del de turno para poder mostrarte a los demás. Ya no es necesario pagar el peaje político para conseguir un medio escrito, radiofónico o audiovisual. Internet te ofrece todas las herramientas para hacerlo. Y lo que es más importante, también te proporciona a los lectores y a los oyentes o telespectadores que serán los que, sin ningún tipo de adoctrinamiento, sin nadie que les diga cómo tienen que opinar, pensar, comportarse, votar o vivir, decidirán libremente si lo que tú le estás ofreciendo merece la pena o no.

Como te he dicho en más de una ocasión, los blogs, como éste, no son medios. Aquí no damos noticias sino que opinamos sobre lo que nos parece. En Crónicas de Esperantia, este humilde blog que estás leyendo, nunca hemos buscado adoctrinar a nadie ni crear ningún tipo de opinión concreta. Hay opiniones para todos los gustos y sobre diversos temas. En muchos coincidiremos con tu forma de pensar y en otras no, pero puedes estar seguro que todos y cada uno de los post están escritos sin cortapisas, sin mediar intereses y con una ética y honestidad.

Como solemos repetirte: Lee, comenta, opina, reflexiona, consulta y después crea tu opinión. Nadie tiene la verdad absoluta y mucho menos nosotros.

Es lamentable que alguien tenga que esperar a que le digan cómo tiene que opinar, vivir, comportarse o votar, porque eso dice muy poco de esa persona.

El consejero delegado de PRISA está asistiendo al fin de su reinado, el reinado de los medios politizados, manipuladores y que sirven a oscuros intereses al margen de los ciudadanos, cuando no en su contra. El rebaño que consumía un tipo de hierba al gusto del mayoral ha visto como le quitaban las cercas y ha encontrado otro tipo de hierba más fresca, más apetecible, más sabrosa. Lógicamente el mayoral está apenado porque su hierba ya no la quiere nadie. Está ya rancia.